«En beneficio de las familias mexicanas, gracias a la reforma Hacendaria, se acabaron los llamados gasolinazos. Hoy el precio de la gasolina ya no sube cada mes”, señaló el presidente Enrique Peña Nieto, durante el mensaje1 alusivo al tercer informe de gobierno el pasado 2 de septiembre. Su discurso omite una explicación que convierte su dicho en engaño.
En el último año los mexicanos han comprado la gasolina a un precio que sobrepasa su valor real en el mercado. A partir de julio del año pasado los precios internacionales del petróleo comenzaron una carrera en descenso que jaló consigo el precio de la gasolina en los países donde el costo del combustible se rige por la ley de la oferta y la demanda.
Esto no sucedió en México. En países como Estados Unidos el precio promedio mensual de la gasolina cayó 35% de julio de 2014 a septiembre de 20152. Al otro lado de la frontera, en México el costo mensual de la gasolina se incrementó 5% de julio de 2014 a enero de 2015 y así ha permanecido hasta la fecha3.
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Hoy las estaciones de PEMEX venden la gasolina 60% más cara4 que en Estados Unidos debido a los incrementos de precios de 2014 y 2015. Este sobrecosto -respecto de su valor de mercado- se ha convertido en un impuesto de facto para los mexicanos.
“En realidad el costo de la gasolina debería estar bajando… El discurso de Enrique Peña es engañoso”. Fue la conclusión de un ejercicio de análisis5 del mensaje presidencial que fue a los detalles detrás de la frase “En beneficio de las familias mexicanas… se acabaron los llamados gasolinazos.” El análisis fue elaborado por el Proyecto sobre Organización, Desarrollo, Educación e Investigación (PODER) en colaboración con Animal Político y México Evalúa.

Producción de gasolina, la otra omisión

La reforma energética del sexenio no apuesta por la producción de gasolina nacional, un proceso que -a largo plazo- generaría las condiciones para disminuir su costo. PEMEX podría vender sus refinerías ya que, luego de la reforma energética y la reestructura administrativa que emprendió, no existe un documento que especifique que la refinación es un proceso estratégico para la petrolera, explicó el investigador de PODER, Omar Escamilla, en entrevista para RindeCuentas.org.
PEMEX firmó tres acuerdos de colaboración en refinación con la iniciativa privada cuyos detalles se desconocen. Los firmantes -Ecopetrol, Realice Industries Limited y Chevron- podrían hacer cualquier cosa: invertir en las refinerías de PEMEX, comprarlas o simplemente instalar las propias, explicó el investigador.
No hay nada que impida pensar que “PEMEX podría vender sus cinco refinerías como lo hizo con el gasoducto Los Ramones a Black Rock o con el 50% del gasoducto Chihuahua a Sempra Energy,” aseguró.
En la opinión de Escamilla, la subordinación geopolítica de México hacia Estados Unidos es una de las razones históricas por las que PEMEX no ha invertido en sus propias refinerías. Por más de una década PEMEX le ha vendido a Estados Unidos casi 80% del petróleo crudo que exporta y le ha comprado la mitad de la gasolina que vende en el país.
En los últimos 14 años México ha gastado la tercera parte de sus ingresos por la venta de crudo en la compra de gasolina. Tal monto de recursos, 134 mil 117 millones de dólares, dobla 14 veces el presupuesto que se destinó a la nueva refinería de Tula, Hidalgo, durante seis años, un proyecto que finalmente se canceló en 2014, según los datos recopilados por el investigador de PODER.

Gasolina cara, gobierno feliz

Con la venta de gasolina el gobierno federal empieza a llenar el hueco que se abrió en los ingresos petroleros desde el segundo semestre de 2014 por la disminución de la producción y el precio del crudo mexicano.
PEMEX obtendrá 92 mil millones de pesos por la venta de gasolina a sobreprecio en 2015 de acuerdo con un cálculo realizado por los analistas de Bancomer6. Este monto compensará el faltante de ingresos petroleros por 89 mil millones de pesos que se registrará este año.
El propio secretario de hacienda, Luis Videgaray Caso -en contradicción con el discurso presidencial- admitió el pasado 10 de septiembre que PEMEX vende gasolina con un precio mayor a su valor de mercado en beneficio del erario y no de los ciudadanos.
“Se trata es de que a partir de 2016 si hay una disminución en el precio de la gasolina, este se refleje en el bolsillo de los mexicanos… actualmente si el diferencial (de precio petróleo-gasolina) se vuelve mayor, eso no se está reflejando en el bolsillo de los mexicanos, esto se refleja en las arcas gubernamentales, lo que está ocurriendo este año7.”
El impuesto de facto incluido en el precio de la gasolina continuará en 2016 y 2017. A pesar de que el precio de la gasolina se liberará a partir del año entrante, la Secretaría de Hacienda impondrá -en esos dos años- el límite mínimo y máximo en el que se tendrá que ofertar el hidrocarburo8.

Franquiciatarios contra los precios de mercado

Los franquiciatarios de PEMEX no quieren que la gasolina se venda a precios de mercado. En diciembre de 2014, la Asociación Mexicana de Empresarios Gasolineros (AMEGAS) rechazó una propuesta de reducir de 50 a 10 centavos por litro el costo del combustible9.
La generación de competencia desleal y un margen de ganancia de 20 centavos por litro fueron sus principales argumentos. De acuerdo con AMEGAS, los empresarios que podrían reducir el precio de la gasolina podrían crear oligopolios que liquidarían a los propietarios de tan sólo una o dos estaciones de servicio10.
Entre los franquiciatarios de PEMEX se enlistan funcionarios públicos como el propio secretario de energía, Pedro Joaquín Coldwell, quien tiene participación accionaria en cuatro estaciones de servicio y una planta de distribución de combustible en Cozumel11.
A pesar de que las familias mexicanas gastan casi 20% de sus ingresos12 en transporte durante un trimestre, el precio de la gasolina en México -como mandato gubernamental- no puede ser cuestionado por ninguna instancia defensora del consumidor.
De ahí que desde finales de 2014 y hasta la fecha el erario público esté soportando los considerables faltantes por la disminución de la producción de petróleo y la caída de su precio con los recursos de los ciudadanos, es decir, a través del impuesto a la gasolina.]]>

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