La reforma energética de 2013 ha provocado que Petróleos Mexicanos (PEMEX) esté viviendo uno de los peores momentos de sus 70 años de historia. La combinación de una producción de crudo en declive, la disminución de las reservas totales de hidrocarburos y el precio del petróleo por los suelos ha provocado un importante deterioro en sus finanzas en un momento clave, la apertura total en la producción, comercialización y explotación del mercado de los hidrocarburos en México.
Quien liderará está etapa será José Antonio Gonzalez, que substituye a Emilio Lozoya, director del periodo 2012-2016. El presidente Enrique Peña Nieto le ha encargado al nuevo Director General: “Será necesario ajustar su estructura de costos, revisar su programa de gasto y fortalecer sus procesos de inversión, haciendo uso de los nuevos esquemas de asociación e inversión con el sector privado que le brinda la reforma energética. El Gobierno de la República respalda y seguirá respaldando a Pemex, es una empresa emblemática, orgullo del país, que contribuye a las finanzas públicas, al crecimiento económico y al desarrollo nacional”¹.
PEMEX acumulaba una pérdida neta por 167.7 mil millones de pesos al tercer trimestre de 2015. En ese periodo sus ventas totales cayeron un 22.8%² respecto al año anterior. Los ingresos no son suficientes para soportar las actividades productivas y hacer frente a sus compromisos internacionales en materia de financiamiento, afirma Moody’s³.
Estas cifras están asociadas a una importante disminución en la producción de petróleo: en 2014 la media de millones de barriles diarios (mmbpcd) fue la más baja en 25 años⁴ y en agosto de 2015 la producción mensual de barriles fue la más baja desde que hay registros (enero 1990)⁵.
Los problemas de PEMEX no vienen sólo con la reforma, pero la enmienda constitucional empeoró la situación. Los argumentos objetivos del gobierno fueron: maximizar la renta petrolera⁶, restituir las reservas probadas de hidrocarburos, incrementar la producción y transformación del petróleo y el gas natural, y generar mayores empleos⁷. Ninguno está cerca de cumplirse.

Menos petróleo, menos ingresos

Antes de la reforma la venta de hidrocarburos pagaba entre el 35% y el 40% del gasto público⁸. Por ejemplo, en el periodo 1998-2004 la venta de hidrocarburos generó más de 20,000 millones de dólares⁹. Con la producción disminuyendo y el precio del crudo mexicano en caída libre¹⁰, no parece que estos tiempos vayan a volver en los próximos años.
Para 2015, aún no se han públicado los datos finales, está previsto un ingreso de 36.4 mil millones de dólares¹¹ por la venta de hidrocarburos, una tercera parte de lo que el estado mexicano ingresó en 2012. Hace tres años el barril de la mezcla mexicana cotizaba en 101.9 dólares¹²; la media del 2015 fue de 44 dólares, es decir que el precio del crudo disminuyó un 73.2% en 18 meses. No es sólo el precio, en tres años la producción ha bajado un 11.3%, pasando de 2.55 mmbpcd en 2012 a 2.26 mmbpcd¹³ en 2015 .
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Incrementar la producción para aumentar los ingresos no es una estrategia viable a largo plazo; según el gobierno para 2020 el país podría ser deficitario energéticamente¹⁴. En un lapso de 16 años las reservas probadas de petróleo han disminuido un 52%¹⁵. Si retrocedemos hasta 1982 encontramos un país con seis veces más reservas de las que tuvo en 2015¹⁶.
La Tasa de Restitución de Reservas es la cantidad de reservas probadas de hidrocarburos que se incorporan por nuevos descubrimientos con respecto a lo que se produjo en un periodo dado¹⁷. Este indicador descendió un 67% entre octubre de 2014 y octubre de 2015¹⁸. El petróleo es un recurso finito, lo que se ha visto agravado por una mala gestión, la situación internacional y la reforma energética.

Extraer sí, refinar no

PEMEX vende crudo y compra gasolina, no tiene capacidad de transformación industrial¹⁹. La refinación proporciona un valor agregado tres veces superior a la venta del petróleo crudo²⁰. Por lo cual contar con una mayor capacidad de refinación no sólo liberaría ingresos para promover una mayor integración de cadenas productivas sino que también significaría utilizar estratégicamente para la seguridad nacional un recurso limitado como son los hidrocarburos²¹.
Para agravar el panorama, en diciembre de 2015 el director general de PEMEX Transformación Industrial (una de las nuevas empresas creadas con la reestructuración de negocios de 2014) informó las intenciones del gobierno de vender una participación en tres refinerías: Tula, Salamanca y Salina Cruz²². Lo cual es un indicador que no existe la voluntad de cambiar el modelo primario exportador en el que se ha sumido la petrolera en los últimos 27 años.
La reforma energética no ha realmente cambiado el modelo diseñado para PEMEX que genera una dependencia de tecnologías y procesos industriales extranjeros. Se transnacionalizan las ganancias generadas por la venta de hidrocarburos y se limita la expansión de una industria nacional. México continuará bajo un modelo exportador de materias primas que lo coloca en el fondo de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) en este rubro²³.

Menos empleo, menos conocimiento

En un escenario de menor seguridad laboral parece que la flexibilización de trabajadores en PEMEX fue diseñada para permitir que las empresas ganadoras de alguna de las tres licitaciones de las Rondas cuenten con la transferencia de habilidades de trabajadores formados en el sector público hacia empresas privadas.
Sólo contratando a trabajadores de PEMEX se puede cumplir con la norma de la Tercera Licitación de la Ronda Uno que establece que las empresas ganadoras deberán contar con personal con experiencia probada en la industria de los hidrocarburos de entre 5 a 10 años²⁴. Carlos Arnoldo Morales Gil es un buen ejemplo; después de 30 años como directivo y cargo de confianza en Pemex pasó a dirigir Petrobal, la petrolera de Grupo Bal, una de las tres ganadoras de la Segunda Licitación de la Ronda 1²⁵.
La producción de hidrocarburos en México está en recesión, la perforación de pozos declinó entre 2012-2015 un 82.2%²⁶, y en consecuencia hay una menor cantidad de contratos para proveedores que realicen dichas labores²⁷. PEMEX adeudaba en septiembre de 2015 más de 58 mil millones de pesos a proveedores²⁸. Si deja de contratar servicios se verán afectadas más de 50 mil empresas que generan empleo directo a 900 mil personas y 6 millones de empleos de manera indirecta²⁹. Como medida de la menor demanda de proveedores, varias ciudades ubicadas en las costas del Golfo de México especializadas en la prestación de servicios relacionados con la extracción de hidrocarburos despidieron a 25 mil trabajadores³⁰.

Menos PEMEX, más iniciativa privada

No se están cumpliendo ninguno de los argumentos de la reforma energética de 2013. Dos años después ha disminuido la renta petrolera, no se han restituido las reservas probadas, cada vez se produce y transforma menos, y los despidos están a la orden del día. Todo parece indicar, en el mejor de los casos, que esta nueva transformación careció de estudios y mecanismos que previnieran el impacto de la volatilidad en los precios internacionales del petróleo en la situación financiera de PEMEX.
PEMEX ha sido el motor de desarrollo y crecimiento del país por 70 años y está a punto de convertirse en una empresa insolvente y en quiebra. La visión oficial culpa al bajo precio del petróleo mexicano, pero con las transferencias de valor y activos estratégicos en la cadena de producción de hidrocarburos hacia el sector privado, cuando se recupere la industria las ganancias se habrán privatizado. Después de cuatro reformas energéticas -1992, 1996, 2008 y 2013- de cuatro gobiernos distintos se conseguirá el objetivo: desmontar a PEMEX³¹.