Bajo la protección del “secreto fiduciario” quedó el dinero de los usuarios del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) que debería ser utilizado para sostener ese bien público, sin embargo se está dirigiendo hacia la construcción del NAICM.
El Grupo Aeroportuario de la Ciudad de México (GACM), encargado último de la megaobra, logró ocultar los detalles sobre en qué se está gastando ese recurso gracias a un complejo sistema de financiamiento.
El sistema en cuestión, consta principalmente de adquirir deuda usando como garante un bien público (La Tarifa de Uso de Aeropuerto, TUA), posteriormente mezclar ese financiamiento con otros recursos y dirigirlos a un fideicomiso privado, para no revelar su información; el negar acceso a esa información, es un asunto que se encuentra estipulado como una mala practica en el Informe de Revisión de la cuenta pública 2013 de la Auditoría Superior de la Federación1.
El ejemplo perfecto, como se presentó en la plataforma torredecontrol.org, es cuando el GACM declaró que el patrimonio del fideicomiso privado 80460 se encuentra constituido por recursos únicamente privados. Sin embargo, esto es falso porque según los contratos celebrados con el Fideicomiso y NAFIN, el dinero excedente de los pagos de la Tarifa de Uso de Aeropuerto (TUA) se deposita en dicho fideicomiso, siendo éste dinero público.
A partir de ello, la Auditoría Superior de la Federación (ASF) reportó irregularidades importantes en las cuentas del GACM. En su última investigación de 2017, la ASF determinó tres observaciones y cinco recomendaciones2.
Con base en los resultados obtenidos en la auditoría, la dependencia federal concluye en que la participación de Aeropuertos y Servicios Auxiliares (ASA); la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT); el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, S.A. de C.V. (AICM); el Grupo Aeroportuario de la Ciudad de México, S.A. de C.V. (GACM); el Banco Nacional de Obras y Servicios Públicos, S.N.C. (BANOBRAS); y Nacional Financiera, S.N.C. (NAFIN), fue el resultado del incumplimiento de tres disposiciones legales y normativas.
La primera refiere a la estructura orgánica del GACM, de la que se señala: “No corresponde a la magnitud, complejidad y características del proyecto del NAICM” (sic). Asimismo, se señala que la realización de estudios de preinversión, proyectos ejecutivos y obras iniciales, contratadas por ASA provocó que se hiciera una excepción al proceso de aprobación, ejercicio, control, contabilidad y rendición de cuentas del gasto público federal. Es decir, se reconoce la opacidad del proyecto.
Finalmente, en el último apartado de los señalamientos que realizan al NAICM, la ASF señala que es necesario y urgente que el GACM refleje sus estados financieros consolidados e informe en la Cuenta Pública el detalle de todas las operaciones del esquema de financiamiento utilizado para obtener recursos y realizar la construcción del NAICM. La promesa de la transparencia no fue suficiente3.

Contratan deuda para pagar deuda

En conferencia de prensa, la Plataforma de Pueblos Unidos contra el Nuevo Aeropuerto, el Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra y la organización PODER, dieron a conocer los gastos específicos que el Grupo Aeroportuario de la Ciudad de México (GACM) ha ocultado en cuanto a la construcción del NAICM.
En esa misma conferencia de prensa, se denunció que el proyecto del NAICM resulta realmente una fuente de endeudamiento y no solamente una oportunidad de crecimiento de las vías aéreas como lo han querido anunciar; además también se muestra que el proyecto cada vez requiere de más recursos económicos, ya que según los panelistas, es una obra que no puede ser financiada en su totalidad ni con recursos públicos ni privados, sin dar pérdida al menos hasta 2035.
Sobre el financiamiento, se comentó que existe un préstamo para el nuevo aeropuerto de Texcoco, que se usó también para pagar la deuda pendiente de la terminal 2 del aeropuerto Benito Juárez, lo cual representa todavía más gastos innecesarios, pues ambas terminales no funcionarán simultáneamente4.
En esta investigación, se demostró que el 12% de ese crédito simple se usó para pagar la segunda terminal del AICM y, el 50% de la primera emisión de los Bonos Verdes sirvió para pagar el crédito simple que solicitaron. Es decir, la respuesta del GACM ante la deuda, ha sido la adquisición de más deuda; se trata de un esquema que ya fue cuestionado en múltiples ocasiones.
Una vez que el dinero ingresa al mencionado fideicomiso, las autoridades aeroportuarias no transparentan la proporción de recursos públicos y privados prevista en el esquema de financiamiento que actualmente reportan.

Los bonos verdes también son cuestionables

La transacción que corresponde a la los Bonos Verdes, es la más grande en la historia de un aeropuerto (cuatro mil millones de dólares) y se la otorgaron a México para el NAICM. Las tres calificadoras más grandes del mundo Fitch and Ratings, Moody’s y Standard & Poor’s (S&P), dieron la nota máxima al NAICM, pese a que sí pone en riesgo el medio ambiente5.
El GACM y el Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM) recibieron el dinero de los créditos del fideicomiso privado, posteriormente lo ingresaron a la Tesorería de la Federación (TESOFE) quien a su vez lo entregó a la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT).
“Toda esta estructura se genera para evitar que los créditos para la construcción sean considerados deuda pública”, quedó señalado por la investigación TorreDeControl.org en su informe titulado: “El NAICM un mal negocio para México”.
La mezcla de recursos públicos y privados que permitió la secrecía de las finanzas públicas consta de una operación que comienza en la SCT. Esta dependencia federal recibe tanto el dinero de los créditos como el aporte presupuestal aprobado por la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión; a su vez, la SCT fusiona el presupuesto federal de la dependencia con el fideicomiso 80460 (F-80460) que alimenta las finanzas del NAICM. Y que evidentemente es confidencial.
Pero el objetivo real y particular de ese fideicomiso fue el estipulado el 26 de agosto del 2005. NAFINSA firmó como agente fiduciario y teniendo como fideicomitente a INBURSA, sin que se revelaran los bienes que cedió -debido al secreto fiduciario-, asimismo se autorizó a AICM y Grupo Aeroportuario como fideicomisarios. La idea era que el adquirente de estos derechos, utilizándolos como garantía, contratara un crédito bancario para pagar la cesión de los derechos, con esos recursos.
 

 

La conclusión de la ASF

Los otros flujos de efectivo se direccionaron del GACM a la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (SEDATU); se trata de 700 millones de pesos para la compra de terrenos. Asimismo, se destinó otro monto al Estado de México para obras sociales. Empero, el cumplimiento de ninguno de estos compromisos pudo ser comprobado.
La subdirectora de Planeación Estratégica del GACM, Sandra González, ya había señalado el fracaso del plan de financiamiento, sólo que cuando lo dijo, comentó que habían tenido “mucho éxito” en el financiamiento privado para la construcción del NAICM, y que la participación (inyección de presupuesto) tendría que ser mayor a la establecida originalmente, ya que los 13,300 millones de dólares, no les alcanzaba.
Investigación totalmente realizada a partir del lanzamiento de la plataforma: torredecontrol.org

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