La llegada del coronavirus a México es inminente, según informó José Luis Alomía, director general de Epidemiología de la Secretaría de Salud (SSA)1, después de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declarara la enfermedad como una emergencia de salud pública de interés internacional el 30 de enero pasado. El virus, y la declaratoria de la OMS, ha levantado las alertas en prácticamente todo el mundo.

También es inevitable el recuerdo del último virus que paralizó a México, el de la influenza A(H1N1) en 2009. A 11 años de la crisis que hizo que durante tres semanas los habitantes de distintas ciudades tuvieran que suspender actividades escolares y laborales, además de usar cubrebocas y evitar el contacto cercano por mucho tiempo, se puede analizar cómo reaccionó el gobierno mexicano en cuanto a contrataciones realizadas para enfrentar la emergencia que dejó más de 1000 muertes. Entre 2009, año en que inició la propagación del virus, y 2018, el gobierno mexicano realizó 323 contratos por 2,985,934,389.45 pesos, en cuyos títulos se encuentra la palabra “influenza”, según datos de Compranet y el Portal de Obligaciones de Transparencia (POT), en la plataforma QuiénEsQuién.Wiki. En los datos de Compranet y el POT no se encuentran todas las compras del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), que reporta separadamente.

Si bien las autoridades de salud declararon que México está preparado para enfrentar el coronavirus 2019-nCoV2, la experiencia que describió el doctor de origen chino, que viajó a Tamaulipas desde Wuhan, la cuna del coronavirus, levanta dudas. El doctor acudió al ISSSTE cuando pensó estar contagiado, pero los doctores no supieron qué hacer3. Este hecho recuerda la percepción general de que el gobierno fue ineficiente también en el manejo de la información en torno a la pandemia del virus A(H1N1).

El laboratorio que no se construyó

En 2009 el virus A(H1N1) tomó por sorpresa por la velocidad con la que se expandió por el mundo, en solo seis semanas se declaró pandemia, mientras que otras epidemias habían tardado hasta seis meses -el coronavirus no ha sido declarado una pandemia todavía4-. Lo rápido que escaló el contagio de la influenza en 2009 causó que la búsqueda de una vacuna fuera tarde y que la OMS pronosticara que probablemente no serían suficientes las vacunas producidas.

Entre 2009, inicio de la pandemia de la influenza, y 2010, fin de la misma, el gobierno mexicano realizó 218 contratos por 381,158,662.13 pesos. En 2009 se hizo la mayoría de contratos, 152, y 66 en 2010. Del total, 188 fueron hechos en adjudicación directa, también debido a la emergencia.

Entre los contratos realizados en ese periodo, se encuentran aquellos con constructoras, ya que cuando sucedió la emergencia, el gobierno anunció que, a través de la empresa de participación mayoritaria estatal Laboratorios de Biológicos y Reactivos de México, S.A. de C.V (Birmex), construiría un laboratorio específico para la fabricación de la vacuna contra la influenza. El complejo estaría en Cuautitlán, Estado de México. Así que en 2010 iniciaron los trabajos para realizar el Proyecto Multipropósitos de Influenza, con empresas como Ríos Ingeniería Obras y Servicios, S.A. de C.V. y Kahesa Construcciones, S.A. de C.V.

Para cumplir la meta, Birmex firmó un convenio con Sanofi, a quien también le compró vacunas, para producir el medicamento requerido. Pero las cosas no fueron como planeadas y la Auditoría Superior de la Federación (ASF) encontró en la revisión de la cuenta pública de 2013 que “Birmex había erogado 217 millones de pesos en la construcción de la planta y tuvo un sobre gasto de 78 millones, porque en el proyecto original no se contemplaron la instalación eléctrica y el equipamiento. Además, el laboratorio destinó 20 millones para corregir instalaciones hidráulicas y sanitarias”, según dio a conocer Revolución 3.05

En 2018, Sanofi Pasteur, que también realiza desde ese año el Foro Nacional de Influenza6, anunció que invertiría 129 millones de euros en la construcción del laboratorio que no pudo terminar Birmex, aunque la propiedad del edificio se mantendría entre la farmacéutica francesa y la empresa mexicana. Los detalles del acuerdo se mantuvieron bajo reserva y “se complementa con el contrato firmado el 29 de diciembre de 2017 entre Birmex y el Centro Nacional para la Salud de la Infancia y Adolescencia (Censia) –ambos dependientes de la Ssa–. Éste comprará a Birmex las inmunizaciones contra influenza y pentavalente, elaboradas por Sanofi, durante los siguientes 15 años”, publicó La Jornada.

Campaña y vacunas

En el periodo analizado, el gobierno utilizó a 159 proveedores para abastecerse de vacunas, publicidad para su campaña, kits de detección, patógenos y el inicio de un laboratorio donde se fabricarían vacunas, entre otros conceptos. Entre los proveedores ganadores, se encuentra en primer lugar la empresa Diagnolife, S.A. de C.V., que recibió 129,600,000 pesos en 2 contratos para el “servicio de vacunación contra el virus de la influenza AH1N1”. El comprador fue la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas.

Le siguió Sanofi Pasteur con 83,678,304 pesos con tres contratos, dos con Birmex, y uno con Petróleos Mexicanos. Todos fueron por vacunas contra la influenza, pero uno de ellos para la influenza tipo B, es decir, no la de la pandemia.

A pesar de la impresión general sobre la ineficacia del gobierno mexicano para responder a la crisis de la influenza, las campañas informativas sí beneficiaron a TV Azteca y Televisa, que se ubicaron en tercer y cuarto lugar con un contrato cada uno por 28,750,000 pesos y 28,736,121.8 pesos respectivamente. En ambos casos los contratos fueron hechos por la Secretaría de Salud para adquirir “servicios de difusión en televisión para sufragar el mensaje extraordinario estadísticas de la influenza” el 18 de diciembre de 2009.


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Después de la emergencia

Después de 2010 los contratos para comprar vacunas y servicios relacionados al tratamiento de la influenza continuaron. Entre 2011 y 2018, distintas dependencias del gobierno realizaron 105 contratos por 2,604,775,727.32 pesos, y a pesar de que la pandemia había pasado, 92 de esos contratos fueron realizados en adjudicación directa. 2015 y 2016 fueron los dos años con más contrataciones con la palabra “influenza”, 24 y 26 respectivamente.

Birmex fue la empresa más beneficiada por un monto de 2,248,617,733.6 pesos, es decir, el 86% de las contrataciones totales, a través de sólo 9 contratos. Le sigue la empresa Inmuebles y Casas Modulares, S.A. de C.V. en participación conjunta con la empresa TTG Goeting, con un contrato en 2011 por 251,870,046.52 pesos precisamente para la construcción de la planta fallida de Birmex.

Sanofi se mantuvo entre los favoritos, en tercer lugar, con 58,860,536 pesos a través de sólo dos contratos, uno en enero de 2013 con el Censia y otro en octubre de 2016 con Birmex, ambos en adjudicación directa.

Dentro de los 10 primeros proveedores destaca Grupo Fármacos Especializados, uno de los laboratorios vetados e inhabilitados por el presidente Andrés Manuel López Obrador por sospechas de influyentismo y corrupción en la venta de medicamentos y una de las empresas favoritas en el sexenio de Enrique Peña Nieto, que ganó 5,298,402.30 pesos a través de dos contratos, uno en 2015 con el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias Ismael Cosío Villegas y otro en 2018 con Pemex.


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Malas costumbres en reportar contrataciones

Como ya es costumbre con los contratos públicos, algunas dependencias también en este caso fallaron en reportar de forma clara, entendible y transparente sus contratos. En los datos publicados en Compranet y en el POT se encuentra por un lado un contrato por 990,000 pesos en adjudicación directa hecho por el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán por un kit para la detección de diferentes enfermedades respiratorias, entre ellas la influenza A y B. Pero la dependencia indicó como proveedor el número “1495572”, en lugar de un nombre. En el enlace de Compranet no hay ningún documento enlazado donde se pueda conocer al proveedor.

Otro caso es el del contrato hecho por la Secretaría de Salud en 2014 para el servicio de impresión de materiales educativos e informativos para la prevención de infecciones respiratorias agudas e influenza, por un monto de 3,454,930 pesos, en el que la dependencia reportó como proveedor únicamente “S.A. DE C.V.”. El contrato fue dado en adjudicación directa.

Pasada la emergencia, la influenza A(H1N1) es considerada como una enfermedad estacional que empieza su pico en octubre y se prolonga hasta mayo del siguiente año. En 2019 el desabasto general de medicamentos afectó también la disponibilidad de la vacuna contra la influenza y la aplicación de la misma se atrasó, declaró Jorge Salas Hernández, titular del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER)7. Ese año la compra de vacunas se hizo a Birmex y Sanofi Pasteur.

Si bien la influenza ya no representa la crisis que fue en 2009 y 2010, sigue siendo una enfermedad de cuidado si no se detecta a tiempo y en poblaciones de adultos mayores, niños menores de 6 años y mujeres embarazadas. En lo que va de 2020, van 2,241 personas con influenza tipo A(H1N1) y 87 defunciones8.

El análisis de las compras que se hicieron para enfrentar la crisis de la influenza en 2009 y 2010, y posteriormente, puede ser un marco de referencia para medir la actuación del gobierno mexicano ante la inminente llegada del coronavirus al país.

Mira el video de Rompeviento TV sobre este tema:


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