Al menos 188 empresas tienen o han tenido permisos para usar aguas profundas de 20 acuíferos vinculados a las cuencas del Río Bravo y del Río Colorado y que se encuentran en la frontera entre México y Estados Unidos, según datos del Consejo de Cuenca del Río Bravo1 y de la organización Agua para Todxs2, analizados por PODER. Al menos 10 acuíferos son considerados oficialmente transfronterizos, aunque se reconoce que actualmente hay 36 compartidos con Estados Unidos y que no están regulados por ningún instrumento jurídico binacional, según establecen estudios del Instituto Mexicano de Tecnología del Agua (IMTA)3. La presencia de cada vez más empresas en el lado mexicano ha provocado que “la situación del agua en la frontera norte sea crítica”, dice Alfonso Cortez Lara, investigador del Colegio de la Frontera Norte- Sede Mexicali.

Para Cortez, una de las principales razones para que empresas transnacionales, incluso las de capital nacional, se instalen del lado mexicano de la frontera, es que es más fácil obtener tierra y agua a menor precio y con menos vigilancia que en Estados Unidos.

“En este sistema de concesiones (mexicano) encuentran recovecos para decir, ‘ah, son concesiones, entonces se le puede quitar a los usuarios actuales’. La misma CONAGUA participa. Y ahorcan a los productores y adquieren derechos”, explica el académico.

El Tratado de Aguas, firmado en 1944 entre México y Estados Unidos, no regula las aguas subterráneas transfronterizas, es decir, las que usan los usuarios para instalar pozos y surtirse de ellos. Por su parte, la Comisión Internacional de Límites de Agua (CILA) sirve como foro de cooperación y negociación entre los países, pero no de autoridad sobre acuíferos. Además, las regulaciones locales son difícilmente equiparables, pues el agua es materia federal para México mientras que en Estados Unidos intervienen autoridades locales, estatales y federales, según Rosario Sánchez, doctora e investigadora en la Universidad de Texas. El Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá, TMEC, firmado recientemente, no contempla ninguna regulación a las aguas subterráneas transfronterizas entre México y Estados Unidos.

Sánchez explica en su estudio The path towards groundwater management in the borderlands of Mexico and Texas que de los más de 30 acuíferos transfronterizos, sólo los de Mesilla/Conejos-Médanos, Hueco-Bolson/Valle de Juárez, Edwards y Costa Golfo/ Bajo Río Bravo han recibido reconocimiento binacional y cuentan con financiamiento de ambos países.

Regulación laxa que incluso permite operar sin medidores

La poca regulación y recursos para la vigilancia y mantenimiento de la calidad y cantidad del agua de los acuíferos subterráneos transfronterizos ha provocado, según Cortez, que una práctica común de las empresas que se ubican en los valles mexicanos sea sacar un título por uso de agua agrícola, pero como no puede ser usada para fines industriales, la transmiten al organismo operador de agua local, que le cambia el uso de agua agrícola a doméstica para las ciudades y entonces ya puede ser usada como agua industrial.

Otra falla que diversos expertos han reconocido es la falta de medidores de agua a lo largo de los pozos de la frontera o que se alimentan de acuíferos fronterizos o transfronterizos.

Sin medidores no se tiene un panorama de la situación real de los acuíferos ni de las cuencas binacionales que los alimentan. De los 19 acuíferos reportados por el Consejo de Cuenca del Río Bravo y con datos del Registro Público de Derechos de Agua (REPDA), que se ubican en las fronteras de Coahuila y Chihuahua con Estados Unidos, sólo 5 se reportan sin disponibilidad de agua subterránea, pero Cortez calcula que las cifras sobre acuíferos con desabasto o sobreexplotados, podrían ser incluso más elevadas. Y en aquellos donde supuestamente sí hay disponibilidad, podría haber menos de lo que se reporta.

“En el Valle de Mexicali hay unos 200 pozos, y hay cero posibilidades de medición. Han puesto medidores y los dueños los quitan. Si tu no mides, no puedes gestionar. Entonces sabemos que hay una sobreexplotación, pero no sabemos la magnitud. Sabemos que hay un abatimiento, pero seguro el desabasto es mucho más grave de lo que se maneja”, dice Cortez.

Embotelladoras, industriales, bancos, cerveceras, cementeras, mineras, inmobiliarias, ferroviarias y electrónicas son algunos de los sectores en que firmas mexicanas, multinacionales y con inversión extranjera, hacen uso del agua subterránea en una zona desértica, donde ya no hay aguas superficiales disponibles, y en estados como Baja California donde el sistema de aguas ya empieza a estar en su límite, o en Chihuahua y Coahuila que comparten frontera con Texas, donde todavía se espera que el tamaño de la población se triplique en las próximas décadas.

“Que disminuya el agua superficial y profunda, significa también que disminuye la calidad del agua. Hay una relación lineal. Por cada metro que se reduce, hay un incremento de sal, entonces hay un doble impacto negativo. En las zonas áridas es peor porque no hay precipitación. Tenemos que cubrir ese déficit natural con fuentes que no son de aquí, como agua fronteriza del Río Colorado”, explica Cortez.

Las empresas

En los estados fronterizos de Chihuahua, Coahuila y Baja California, las tres demarcaciones analizadas para este reportaje, las empresas suman 441 títulos de los acuíferos ubicados en la frontera con Estados Unidos. La información del Consejo de Cuenca del Río Bravo indica que 286 aprovechamientos por parte de empresas de los acuíferos fronterizos en Chihuahua y Coahuila alcanzan los 65,207,629.81 m³, es decir, más de 65 mil millones de litros de agua. Los usos no son sólo industrial, también se encuentran títulos otorgados a compañías para uso agrícola, servicios, pecuario, acuacultura y “diferentes usos”, según las clasificaciones de los datos.

“Vienen grandes usuarios y prometen inversiones grandes, pero la realidad es que son empresas privadas que necesitan el bien público para fines privados”, agrega Cortez, también doctor en Resource Development por Michigan State University.

HSBC México, Cementos de Chihuahua, Compañía Cervecera de Coahuila (subsidiaria de Grupo Modelo), Ferrocarril Mexicano (filial de Grupo México), Mexichem, JP Morgan, Blackwood, Minera del Norte y Viñedos L.A. Cetto. son algunas de las firmas que tienen títulos de uso de agua en acuíferos fronterizos en Chihuahua, Coahuila y Baja California.

Ferrocarril Mexicano, S.A. de C.V., subsidiaria de la rama de transporte de Grupo México, de Germán Larrea, tiene desde el año 2000 dos títulos de aprovechamiento de agua, uno que surge del acuífero Álamo Chapo en Chihuahua y otro del acuífero Allende Piedras Negras, en Coahuila. La suma del agua que usa anualmente supera los 83,000 m³ y el uso está registrado como “servicios”.

Compañía Cervecera de Coahuila, S. de R.L. de C.V., de Grupo Modelo, comprada en 2013 por la belga AB InBev, obtuvo en 2005 cinco títulos de aprovechamiento de agua por 20 millones de m³ para uso industrial del acuífero Allende-Piedras Negras, en Coahuila, y que también se surte de la cuenca del Río Bravo. En 2016 la fábrica fue comprada a AB InBev por Constellation Brands. A su vez Constellation Brands construye una planta en Mexicali, Baja California, generando uno de los conflictos por el agua más recientes y todavía activos4.


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El futuro

Precisamente el acuífero Allende-Piedras Negras es uno de los que integran el sistema de aguas binacionales y donde las empresas, mexicanas y extranjeras, ubicadas en el lado mexicano de la frontera, ya suman una presión considerable, según Rosario Sánchez.

“Quien explota más agua es el lado mexicano con mineras, cerveceras y agricultura. Ya se pueden ver implicaciones para Estados Unidos en la cantidad de agua, aunque no se han visto repercusiones sociales ni económicas porque no hay tantas personas. Pero la población se triplicará en 30 años en Texas en la zona de la frontera con México, entonces no habrá forma de cumplir con la demanda sólo con agua subterránea, esto tendrá implicaciones políticas, sociales y económicas”, pronosticó la investigadora y miembro de la junta editorial de Texas Water Journal5.

Minera del Norte6, Minera Carbonífera Río Escondido (MICARE) y Minerales Monclova, todas subsidiarias de Altos Hornos de México (AHMSA), relacionada con el desvío de dinero por el exdirector de Pemex, Emilio Lozoya Austin, prófugo de la justicia mexicana, también tienen títulos de aprovechamiento de agua de ese acuífero por un total de 108,224 m³.

En cuanto a Baja California, además de Constellation Brands, también del acuífero del Valle de Mexicali se surte de agua Viñedos L.A. Cetto, S.A. de C.V., a través de un título de aprovechamiento por 758,128 m³ al año.

Usando los resultados de una encuesta realizada entre grupos de interés en México y Estados Unidos, Sánchez propone que para regular la administración de los acuíferos transfronterizos, así como su uso y calidad del agua, se debería iniciar con acuerdos locales y regionales entre oficiales y grupos de interés, para después pasar a mecanismos más formales y de cooperación a largo plazo.

Aunque investigadores y autoridades intentan plantear alternativas para garantizar la disponibilidad y calidad del agua de los acuíferos subterráneos transfronterizos, mientras no se tenga un conteo real de la disponibilidad del agua en los acuíferos en la frontera, así como regulaciones más claras y estrictas, la llegada y mantenimiento de instalaciones de empresas, costará en acceso al agua a las poblaciones, como se puede observar ya en varios sitios del país.

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