Ciudad de México, 26 de noviembre de 2020.- La Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) reconoció, a través de una carta enviada a los Comités de Cuenca Río Sonora (CCRS), que tras nuevos muestreos realizados en 2020 el agua de consumo humano en los siete municipios del Río Sonora sigue contaminada masivamente con metales pesados –principalmente arsénico y plomo–, y que “representa un riesgo a la salud de la población”. Esto, en la misma región donde hace seis años ocurrió el derrame tóxico de Grupo México y cuya remediación sigue pendiente.
Sin embargo, a pesar de la evidencia, ni la Cofepris ni las demás dependencias responsables, como la Comisión Estatal de Protección Contra Riesgos Sanitarios del Estado de Sonora (Coesprisson), la Comisión Nacional del Agua (Conagua) y las autoridades de los siete municipios, han desarrollado acciones para alertar a la población y menos para dar solución inmediata a esta emergencia sanitaria, según denuncian los CCRS: “Mientras hacen planes y nuevos muestreos, mientras se lavan las manos entre instituciones, se nos va la vida. El Gobierno nos está dejando morir envenenados”, dice José Manuel López, habitante de San José de Baviácora.
Fechada el 11 de noviembre de 2020 y firmada por su titular, José Alonso Novelo Baeza, la carta de la Cofepris se dio en respuesta a una enviada por los CCRS a Hugo López-Gatell el pasado 19 de octubre, en la cual pedían al subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud federal “respuestas consistentes y sin más demoras” ante las evidencias de pozos contaminados que salió a la luz en 2019.
La carta de la Cofepris habla de nuevos muestreos en 2020, con resultados aún más alarmantes sobre la contaminación del agua en la región. De acuerdo con el muestreo de marzo del presente año, el 98.28% de los 59 pozos y domicilios particulares estudiados rebasa los límites de arsénico y el 35.42% excede los de plomo, según la Norma Oficial Mexicana (NOM-127-SSA1-1994, modif. 2000), mientras que el muestreo del pasado julio, de 69 muestras entre pozos y domicilios particulares, incluyendo dos en Hermosillo, arroja que el 89.85% y el 57.81% del total excede las cantidades permitidas en la NOM de arsénico y plomo, respectivamente. “Si tomamos en cuenta los resultados del muestreo de agosto de 2019, en el que el 89.28% de los pozos rebasaba la NOM por concentración de arsénico y el 64.28% de plomo, tenemos un panorama desolador en el que el agua de uso y consumo humano está permanente y masivamente contaminada en la región”, afirma Fernanda Hopenhaym, codirectora ejecutiva de PODER.
“De acuerdo con las Guías de Calidad del agua de la Organización Mundial de la Salud (4ed ed) (sic), la exposición a algunos agentes patógenos y elementos químicos a través del uso y consumo de agua de consumo humano puede producir enfermedades graves. Por lo cual la presencia de contaminantes en el agua de uso y consumo humano en concentraciones mayores a los límites máximos permisibles establecidos en la Norma Oficial Mexicana NOM-127-SSA1-1994 (modif.2000) representan un riesgo a la salud de la población”, menciona Novelo Baeza (Cofepris) en la carta, para más adelante concluir que, de acuerdo a la Constitución y a las atribuciones de los tres niveles de Gobierno, se ha notificado a las autoridades municipales y a la Conagua “para que lleven a cabo las acciones necesarias”. También menciona que están trabajando en una agenda “para dar soluciones” ante el riesgo que esto representa, pero nuevamente, como lo han hecho el subsecretario López-Gatell, antes otras autoridades federales y el mismo Andrés Manuel López Obrador, sin fechas ni plazos claros.
“Desde los Comités de Cuenca exigimos soluciones inmediatas –dice Francisca García, habitante de La Estancia (Aconchi)–. Que las autoridades federales y de Sonora hagan la parte que les corresponde y dejen de pasarse la bolita; que reubiquen los pozos y que instalen plantas potabilizadoras, siempre y cuando filtren metales pesados, tengan mantenimiento y funcionen adecuadamente. Y lo repetimos: que todo esto se haga con la participación de las personas afectadas. Nunca más un plan o una agenda sin nosotros.”
También señala la falta de posturas, en apoyo a los afectados, por parte de los municipios del Río Sonora, incluyendo a Hermosillo, los cuales «deben cumplir mínimamente con avisarnos sobre la contaminación, y con gestionar todos los procesos que nos garanticen vivir sin arsénico, plomo, y quien sabe cuántas otras cosas».
Cabe anotar que los CCRS y PODER, a través de solicitudes de acceso a la información, ya habían pedido a la Cofepris los datos de nuevos muestreos realizados en 2020, y las autoridades de la misma Comisión negaron tener información al respecto.
“¿Qué tiene que pasar para que las autoridades hagan algo? Ahí están los datos, desde hace más de un año, desde hace seis años, tras el cochinero que dejó Grupo México, y ahora los datos nuevos que vienen a decirnos lo que ya sabemos: el agua que tomamos nos está envenenando y las autoridades no hacen nada concreto para evitarlo. La indiferencia de los tres niveles de Gobierno es la que nos va a matar”, concluye Ramón Miranda, integrante de los CCRS y habitante de Aconchi.