Las empresas tabacaleras involucradas en el desarrollo y comercialización de nuevas tecnologías para el abastecimiento de nicotina deben reforzar sus esfuerzos para transparentar sus cadenas de suministro, ante la demanda de materias primas y del modelo extractivista que ejerce una fuerte presión sobre el medio ambiente y los bienes naturales.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha advertido del momento crítico que está viviendo el planeta debido al calentamiento global y sus efectos en el cambio climático, lo que afecta gravemente la biodiversidad y los ecosistemas, aumentando el riesgo para la subsistencia y la calidad de vida de todas las personas. Ante esta situación, es fundamental adoptar conductas de concientización para el cuidado del agua, el aire, la tierra y el territorio, así como medidas que permitan detener la degradación del ambiente. Para la mayoría es un momento de acción que requiere de todos los esfuerzos estatales, institucionales e individuales para tratar de contrarrestar la triple crisis planetaria.
En este contexto, las actividades empresariales están en el foco y bajo el escrutinio público debido a los impactos negativos que provocan en el medio ambiente, los bienes naturales y la vida de las personas. Un ejemplo es la industria del tabaco que ha sido expuesta por los graves daños a la salud derivados del consumo de sus productos (en el contexto de pandemia predispuso a las personas a riesgos de complicaciones en caso de contagio) y que intrínsecamente va en contra de los esfuerzos globales por la conservación y cuidado del medio ambiente. Sin mencionar los intentos de empresas como Philip Morris International (PMI) por sacudirse aquella imagen de algunos de sus productos más famosos construida en torno a la masculinidad heteronormada, expresada por un vaquero blanco a caballo.
Recientemente, el director ejecutivo de PMI anunció que los ingresos netos de sus productos sin humo, dentro de los cuales destacan en ventas los dispositivos de tabaco calentado (o IQOS) y sus unidades de tabaco, han superado los ingresos de los cigarrillos Marlboro, alcanzando cerca del 40 % de sus ingresos totales. Tales ventas son el resultado de una estrategia anunciada por la empresa, iniciada en 2016, para sustituir la venta de cigarrillos por productos “libres de humo” y así mostrar un rostro innovador que encaje con las preocupaciones y causas sociales actuales.
Los dispositivos IQOS son comercializados en diferentes países del mundo, principalmente Japón, Europa y los Estados Unidos, y en menor nivel en algunos países de América Latina y África (PMI 2022). Los denominados IQOS son dispositivos electrónicos que se componen de tres partes: las unidades de tabaco, el calentador y el cargador, mediante los cuales se calienta el tabaco comprimido de las unidades para producir una especie de aerosol, sin que se alcance a generar el proceso de combustión y por consiguiente se elimina la emisión de humo.
En varios países la estrategia de marketing se ha realizado a través de redes sociales por personas famosas, quienes publican fotografías o videos mientras utilizan los dispositivos. Además, algunos de los puntos centrales o atributos que se destacan son que tienen un riesgo reducido debido a que producen 95 % menos sustancias tóxicas comparados con los cigarrillos, generando la idea de que existe un riesgo menor a la salud de las personas consumidoras y no consumidoras (fumadoras pasivas); no generan humo, con lo que se eliminan las emisiones contaminantes y olores en el aire (IQOS).
Buena parte de su publicidad en México se lleva a cabo de una forma velada, a través de campañas como Futuro Sin Humo. La campaña se centra en la concientización de las personas fumadoras sobre los problemas que implica la combustión y destaca los atributos de los productos sin humo y la necesidad de que las personas tomadoras de decisiones legislen en favor de las personas consumidoras y permitan su venta (Futurosinhumo).
Los dispositivos IQOS son comercializados en diferentes países del mundo, principalmente Japón, Europa y los Estados Unidos, y en menor nivel en algunos países de América Latina y África (PMI 2022). Los denominados IQOS son dispositivos electrónicos que se componen de tres partes: las unidades de tabaco, el calentador y el cargador, mediante los cuales se calienta el tabaco comprimido de las unidades para producir una especie de aerosol, sin que se alcance a generar el proceso de combustión y por consiguiente se elimina la emisión de humo.
En varios países la estrategia de marketing se ha realizado a través de redes sociales por personas famosas, quienes publican fotografías o videos mientras utilizan los dispositivos. Además, algunos de los puntos centrales o atributos que se destacan son que tienen un riesgo reducido debido a que producen 95 % menos sustancias tóxicas comparados con los cigarrillos, generando la idea de que existe un riesgo menor a la salud de las personas consumidoras y no consumidoras (fumadoras pasivas); no generan humo, con lo que se eliminan las emisiones contaminantes y olores en el aire (IQOS).
Buena parte de su publicidad en México se lleva a cabo de una forma velada, a través de campañas como Futuro Sin Humo. La campaña se centra en la concientización de las personas fumadoras sobre los problemas que implica la combustión y destaca los atributos de los productos sin humo y la necesidad de que las personas tomadoras de decisiones legislen en favor de las personas consumidoras y permitan su venta (Futurosinhumo).
Algunos de los impactos que se han documentado alrededor del mundo derivados del extractivismo tienen que ver con la falta de acceso a la información y de consulta previa, libre e informada a los pueblos y comunidades indígenas y, en el peor de los casos, hostigamiento, criminalización, desaparición y asesinato de las personas defensoras del medio ambiente. En otros, se ha registrado contaminación de las fuentes hídricas, el suelo, el aire y afectación a la salud de las personas (EJAtlas). En algunos países que se encuentran en zonas de conflicto, la extracción de minerales puede financiar a determinados grupos armados y así contribuir a la comisión de violaciones graves a los derechos humanos (Amnistía Internacional).
En este contexto, es fundamental para las personas consumidoras y para aquellas con quienes conviven contar con información más amplia no solo sobre los supuestos beneficios de los dispositivos libres de humo, sino también de los impactos que generan o bien de los riesgos que existen de generarlos.
Si bien esta situación aplica en una amplia gama de productos, también es válido hacer un ejercicio de ponderación que permita cuestionarnos los propósitos. Existen diferentes productos que requieren una alta cantidad de minerales que generan impactos al medio ambiente, algunos de ellos con propósitos que están sustentados en la preservación de la vida o la salud, como ocurre en las aplicaciones de la minería en la medicina.
No obstante, uno de los problemas más grandes es que la innovación tecnológica que podemos observar en los dispositivos libres de humo, con todos los impactos que causan o con los que están vinculados, está destinada a mantener la adicción como fuente principal de ganancia. Se requiere mayor información para tomar mejores decisiones; las empresas tabacaleras involucradas en el desarrollo y comercialización de nuevas tecnologías para el suministro de nicotina deben reforzar sus esfuerzos para transparentar sus cadenas de suministro.
Desde PODER lanzamos una investigación que busca ofrecer mayor información para las personas sobre los impactos acumulados en la producción de los dispositivos, con la finalidad de tomar conciencia sobre el peso de nuestras decisiones, la cual se puede consultar en el sitio FuturoSinMundo.
* Daniel Castrejón es internacionalista por la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla y actualmente es investigador en PODER.
* Este artículo fue publicado en El Plumaje de Animal Político.