Este #8M nos encuentra en tiempos que parecen muy oscuros y abrumadores. El poder patriarcal, capitalista y corporativo es más evidente que nunca. Y una vez más, desde los feminismos, lo denunciamos, resistimos y nos solidarizamos con las mujeres en toda su diversidad y con todas las identidades que desafían la norma patriarcal.
En nuestro hemisferio presenciamos una avalancha de políticas y discursos de odio, que buscan imponer modelos de dominación injustos, discriminatorios, negacionistas de la crisis climática y violadores de nuestros derechos conquistados. Intentan desmantelar los lazos de cooperación mutua y las protecciones a las personas históricamente excluidas y vulneradas. Atacan los derechos sexuales y reproductivos y buscan borrar las identidades de las personas trans.
No lo permitiremos. No nos vamos a dejar aturdir con su doctrina de shock. No nos van a confundir ni a desmovilizar.
Denunciamos el poder de la gran potencia del Norte, que con sus medidas económicas injustas impacta industrias enteras donde las mujeres trabajan para sustentar a sus familias y comunidades.
Denunciamos a las grandes empresas tecnofeudalistas, descaradamente coludidas con el poder neoimperial para propagar prejuicios y falsedades, sin ningún interés en proteger a las personas más vulneradas, y sin ninguna preocupación por los recursos energéticos que derrochan mientras multiplican sus miles de millones.
Denunciamos a las empresas de combustibles fósiles, que se aprovechan cínicamente de su cercanía al poder político, para desmantelar regulaciones ambientales y redoblar la explotación, sin importar que las emisiones de gases son la amenaza más grande para el futuro de nuestro planeta. Denunciamos también a las empresas mineras que, para satisfacer la creciente demanda de minerales críticos para la transición energética del norte global, siguen contaminando y vulnerando los derechos de las comunidades en donde operan.
En nuestra región latinoamericana, denunciamos y resistimos a los gobiernos de derecha que, con sus agendas neoliberales y retrógradas, sus recortes feroces al sistema de salud, la educación pública y jubilaciones, junto con los aumentos exponenciales en servicios básicos y alimentos, han dejado a enormes cantidades de mujeres en la pobreza.
En México, celebramos tener a la primera mujer presidenta después de más de 200 años de constituida la república. Sin embargo, nos sigue preocupando la creciente militarización y el argumento de “seguridad nacional” como razón para retroceder en los derechos humanos y transparencia. Rechazamos la impunidad de las grandes empresas extractivas y desarrolladoras de megaproyectos, que siguen operando sin reglas claras para garantizar los derechos de las comunidades indígenas, afromexicanas y rurales. Las mujeres en estas comunidades son las más afectadas cuando se ponen en jaque sus tierras, su acceso al agua y su autodeterminación.
Nos solidarizamos con las mujeres migrantes, que han sacrificado todo por sus familias y que merecen una vida digna y libre de violencias y discriminación.
Nos solidarizamos con las mujeres de poblaciones históricamente más vulneradas y violentadas: pueblos indígenas, comunidades racializadas, personas en situación de pobreza y de calle, personas LGBTIQ+, y especialmente nuestras hermanas trans, a quienes buscan desaparecer. Nos unimos a la resistencia en sus trincheras y levantamos con ellas ideales y modos de vida justos e igualitarios.
Conmemoramos a las mujeres defensoras que nos han acompañado durante 15 años en la lucha contra los abusos corporativos.
Este 8M, recordamos y llevamos siempre en nuestro corazón a Martha Patricia Velarde, mujer que dio todo para conseguir justicia en el Río Sonora, contaminado por los desechos tóxicos de una mina del poderoso Grupo México. Martha Patricia, ¡presente! Tu claridad nos guía, y nos enorgullece seguir tu lucha.
En estos momentos desafiantes, no nos quedamos quietas ni calladas. Juntamos toda nuestra fuerza, nuestra solidaridad y nuestra luz para iluminar el camino hacia el mundo justo y digno que queremos para todas las personas.
