En México es bien conocida la postura de Mario Molina en defensa del medio ambiente, pero no la de sus asesores, cuyos intereses podrían estar más cerca del empresariado mexicano que del bienestar social.
Exfuncionarios y empresarios con claros intereses en el mercado energético integran junto al Nobel de Química¹ el Consejo Consultivo del Centro Mario Molina (CMM). En total 17 personajes entre los que destacan Carlos Slim Helú, Jesús Reyes-Heroles González-Garza y Pedro Aspe Armella.
Contrario al desarrollo sustentable que defiende², en la antesala del debate parlamentario entorno a la reforma energética el Centro Mario Molina se pronunció a favor de una técnica de extracción de gas prohibida en países europeos, el fracking o la fractura hidráulica.
“Es posible desarrollar el gas y el aceite de lutita de forma segura y respetuosa con el medio ambiente [mediante el fracking]³”, concluyó un documento que oficializó su postura, el cual sugiere 25 recomendaciones para aplicar de manera sustentable la técnica de extracción que contamina el agua⁴.

Exdiputados como Ricardo Fujiwara⁵ -nieto de Elba Esther Gordillo- del Partido Nueva Alianza (PANAL) o Lourdes Adriana López Moreno⁶ del Partido Verde Ecologista Mexicano (PVEM) -partido repudiado por la asociación de partidos verdes europeos⁷– utilizaron como bandera el documento del Centro Mario Molina para defender la aprobación del fracking durante la discusión en el Congreso.
Otros criticaron abiertamente las 25 recomendaciones para la aplicación del fracking como Javier Orihuela García del Partido de la Revolución Democrática (PRD), quien las calificó de “genéricas y fáciles de evadir⁸”.
La postura laxa del Centro Mario Molina frente al fracking es más fácil de entender si se pasa la lupa por uno de sus principales órganos rectores: el Consejo Consultivo.

Los consejeros del Centro Mario Molina

Carlos Slim Helú⁹ es sin duda el hombre de negocios más conocido de este organismo. Grupo Carso, de su propiedad, tiene tres subsidiarias dedicadas a proveer servicios e infraestructura a empresas energéticas, controla el 70% de la petrolera colombiana Tabasco Oil y luego de aprobarse la reforma energética hizo pública su intención de crear tres nuevas empresas para explotar hidrocarburos¹⁰.

En el Consejo hay dos exdirectores de Petróleos Mexicanos (PEMEX): Adrian Lajous Vargas y Jesús Reyes-Heroles González-Garza. Lajous es integrante del consejo de dirección en al menos ocho empresas que han logrado contratos con Petróleos Mexicanos (PEMEX) por un total de 72 mil millones de pesos¹¹. Reyes-Heroles, quien también fue secretario de Energía durante la administración de Ernesto Zedillo¹², es presidente ejecutivo de StructurA – EnergeA¹³, consultora de proyectos energéticos.
Pedro Aspe Armella completa el grupo de empresarios petroleros. El exsecretario de Hacienda¹⁴ es director, gerente y copresidente de Evercore Mexico¹⁵. La empresa estadounidense proporciona asesoría financiera a empresas interesadas en el desarrollo y el cierre de proyectos de extracción de hidrocarburos.
Los funcionarios públicos que integran el Consejo Consultivo también han tomado parte en la promoción del fracking. El secretario de Medio Ambiente y Recursos Naturales en la administración de Enrique Peña Nieto, Juan José Guerra Abud, ha sido contundente con frases como: “el fracking […] no es un riesgo para el medio ambiente¹⁶”, “necesitamos hacer el fracking porque necesitamos gas natural¹⁷” o ha justificado sus efectos negativos comentando “no hay actividad humana que no tenga impacto en el medio ambiente¹⁸”.
El exsubsecretario de Energía, Francisco Barnés de Castro, también exrector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), aprovechó su tribuna pública para tal fin. Meses antes de comenzar la discusión legislativa escribió un artículo para una revista especializada que promovía la introducción del fracking en las leyes mexicanas. “Se propone una reforma energética para actualizar el marco legal existente para permitir una adecuada concurrencia de inversión pública y privada en la exploración y explotación de gas de lutita, que nos permita aprovechar oportuna y eficazmente estos recursos no convencionales¹⁹”, dijo en abril de 2013.
El hijo de Francisco Barnés de Castro²⁰, Francisco Barnés Regueiro, es el Director Ejecutivo del CMM²¹ y miembro del Consejo Consultivo²².
Las asociaciones empresariales también están representadas en el Consejo Consultivo del Centro Mario Molina a través de Luis Foncerrada Pascual. El director general del Centro de Estudios Económicos del Sector Privado²³ (CEESP) -la rama de análisis económico del Consejo Coordinador Empresarial (CCE)- se ha dedicado a elogiar la práctica del fracking en Estados Unidos. “La enorme producción estadounidense a partir de la extracción de crudo y de gas creció gracias a la nueva tecnología de fracking, esto llevó a una reducción en las importaciones (de petróleo) de Estados Unidos²⁴”.
El fracking no sólo se promueve con declaraciones. El consejero Enrique Villa Rivera, exdirector del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnologia y del Instituto Mexicano del Petróleo²⁵, creó un Fondo Sectorial de Investigación sobre hidrocarburos en coordinación con PEMEX y la Secretaría de Energía durante su mandato. El fondo apoya 46 iniciativas, siete de ellas dedicadas exclusivamente a temas vinculados con el fracking²⁶.

Los intereses de Mario Molina

El actual asesor del Doctor Molina, Carlos Mena, exdirector del CMM, defendió la aplicación de un fracking amable con el medio ambiente en una mesa de discusión con el tema “Información geológica y la economía del gas de lutitas” que organizó el propio Centro en coordinación con el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) y la embajada británica en México²⁷.
Incluso el Doctor Mario Molina tiene un conflicto de interés, pues fue nombrado consejero independiente de la Comisión Federal de Electricidad²⁸ (CFE), una institución entusiasmada con la producción de energía a partir de gas. En palabras de su director general: «Uno de los objetivos es dejar de generar energía eléctrica con combustibles caros y contaminantes como el combustóleo y usar en su lugar gas natural, que es cuatro veces más económico y 70% menos contaminante²⁹”, declaró Enrique Ochoa Reza semanas después de aprobados los cambios a las leyes que regulan a la industria energética mexicana. El gas shale (o de lutita) es como se llama al gas natural extraído mediante la técnica del fracking ³⁰.

En el Consejo también hay neutros, consejeros sin vínculos aparentes con empresas energéticas y quienes no se han pronunciado ni a favor ni en contra del fracking, como es el caso de Roberto Molina Pasquel Henríquez, hermano del Nobel de Química³¹, Manuel Arango Arias y Juan José Bremer de Martino.
La única opinión crítica del Consejo la dio José Sarukhán Kermez en un artículo para El Universal que se publicó justo un día antes de que el Centro Mario Molina difundiera su reporte con 25 recomendaciones para la aplicación de un fracking sustentable. “México tendrá que evaluar los pros y contras de la extracción de shale oil en el futuro cercano con mucho cuidado y sin lecturas mal digeridas y parciales de «la información científica», así como evaluar seriamente a las compañías que harán las extracciones, certificando su capacidad y profesionalismo para evitar los sonoros fracasos y perdidas que China ha tenido que enfrentar en el pasado con la explotación de estos recursos³²”, dijo en julio de 2014.
Al final triunfó el fracking. En línea con su objetivo de influir³³ en los tomadores de decisiones, el Centro Mario Molina -como lo muestran lo resultados- logró posicionar su postura sobre la polémica técnica en el intenso debate³⁴ que se desató al interior de ambas cámaras legislativas. De la reforma se desprendieron leyes que incluso incentivan a los propietarios de la tierra para aceptar el uso del fracking para la explotación y la exploración de hidrocarburos³⁵. La captura de las instituciones ambientales por parte de los extractivistas fue un éxito.