Un cigarro electrónico, e-cigs, e-cigarette o vaporizador puede ser comprado en la Ciudad de México desde 500 pesos en tiendas establecidas o en línea. Basta una búsqueda en Internet para encontrar tiendas que los comercializan, y con ellos, los líquidos para vapear (e-liquids). La venta es tan común que pareciera que es legal; sin embargo, bajo la actual interpretación de la ley de la Comisión Federal para la Protección de Riesgos Sanitarios (COFEPRIS), estos productos y sus componentes están prohibidos. En medio de una lucha entre los provapeo y organizaciones antitabaco por cómo se regulan los cigarros electrónicos, el mercado crece y su demanda también.

Los Sistemas Electrónicos de Administración de Nicotina (SEAN) o cigarros electrónicos, son aparatos mecánicos o electrónicos que calientan un líquido —que contiene nicotina— mediante una resistencia, generando un aerosol que la persona inhala, sin combustión en el proceso. También existen los Sistemas Similares Sin Nicotina (SSSN) que, como el nombre lo indica, funcionan igual pero el líquido no tiene la sustancia adictiva.

Para la COFEPRIS, todos estos productos son afines a los cigarros convencionales, por tanto, deben apegarse al artículo 16, fracción VI, de la Ley General para el Control del Tabaco (LGCT), que prohíbe “comercializar, vender, distribuir, exhibir, promocionar o producir cualquier objeto que no sea un producto del tabaco, que contenga alguno de los elementos de la marca o cualquier tipo de diseño o señal auditiva que lo identifique con productos de tabaco”1. En tanto, la Secretaría de Salud (SSA) y el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) han alertado sobre el uso de los cigarros electrónicos por despedir un “vapor tóxico”2. La SSA transmite publicidad en la tele aclarando que no es un producto para dejar de fumar, y en cambio, la nicotina sí afecta la salud.

Tanto grupos provapeo como organizaciones antitabaco han propuesto que se regule desde visiones diametralmente opuestas. Por un lado, los provapeo quisieran que los e-cigs regulados bajo la Ley General de Salud, pues de esta forma serían considerados un producto de riesgo reducido ante el tabaquismo. Por el otro, los antitabaco proponen que los cigarros electrónicos se regulen desde la LGCT, para que sean considerados productos de tabaco, y como los cigarros regulares, se apeguen a limitaciones en su uso y comercialización e impuestos especiales.

La endeble prohibición

En 2012 la COFEPRIS anunció como ilegal la venta de cigarros electrónicos y sus accesorios en todo México3, y los ya famosos kioscos en los centros comerciales tuvieron que dar marcha atrás y desaparecer. Desde entonces, establecimientos y comerciantes informales comenzaron a vender estos productos aún con la prohibición, ya sea en tiendas físicas, mercados callejeros, páginas de Internet alojadas en otros países y hasta redes sociales como Facebook y Whatsapp.

Ya se han hecho propuestas legislativas desde ambas Cámaras para enfrentar la prohibición completa de COFEPRIS, perpetuando la lucha entre los provapeo y los antitabaco. Por un lado, el diputado José Guadalupe Hernández Alcalá, del Partido de la Revolución Democrática (PRD), propone regularlos desde la Ley General de Salud; por el otro, la senadora Marcela Guerra, del Partido Revolucionario Institucional (PRI), propuso una reforma a la Ley General para el Control del Tabaco para que estos productos formen parte de la misma.

Propuestas de regulación encontradas. Realización Pie de Página.

Entre 2013 y 2018 COFEPRIS no ha emitido ninguna licencia sanitaria o permiso de operación para importar, fabricar o comercializar cigarros electrónicos, líquidos vaporizadores o sus ingredientes. En ese mismo lapso ha expedido 8 multas o sanciones “por carecer de permiso sanitario previo a la importación, por comercializar los productos incumpliendo lo establecido en materia de etiquetado y empaque, así como no contar con los pictogramas y leyendas establecidas”, según información entregada vía transparencia4.

Aunado a ello, en 2015 fue ganado el primer amparo en contra de una multa impuesta por comercializar cigarros electrónicos. La segunda sala de la Suprema Corte estimó que la multa impuesta a José Armando Contreras Neri, “si bien persigue un objetivo constitucionalmente admisible (proteger la salud de las personas de los efectos nocivos del tabaco), no puede hacerse a costa de una afectación innecesaria o desmedida respecto de otros bienes o derechos constitucionalmente protegidos”, resolvió la Corte5.

Sin embargo, para el Dr. Arturo Sabines, director de la Oficina Nacional para el Control del Tabaco del Centro Nacional para la Prevención y Control de las Adicciones (CONADIC), el amparo para COFEPRIS fue un “un perder ganando, sí le retiraron las multas [al amparado], pero lo obligaron a que tenga advertencia sanitaria y eso significa que no se puede usar dentro de espacios cerrados. Al final el amparo no le sirvió tanto”.

Neri tiene el registro de la marca VaporLife desde el 16 de agosto de 20166. Al llamar al teléfono que aparece en el registro, contesta personal de VaporLife.

«Si el objetivo máximo es la protección a la salud, ¿por qué prohibir la comercialización de productos que no son de tabaco, cuando los productos de tabaco sí están permitidos?», considera el abogado Juan José Cirión, director de México y el mundo vapeando, una asociación creada para defender legalmente a los comerciantes vapeadores.

El amparo de 2015 marcó precedentes y para 2017, un segundo particular ganó otro amparo contra una multa de COFEPRIS7.

Otro elemento de debate es si estos productos sirven para dejar de fumar, como los promocionan algunos comerciantes en sus tiendas y páginas web. Pero tanto COFEPRIS como CONADIC son claros. En marzo de 2018 el comisionado de operación sanitaria, Álvaro Pérez Vega, expuso en el foro “Reducción de daños y tabaquismo en México”, realizado en la Cámara de Diputados, que la regulación de los SEAN está basada en el Convenio Marco de la OMS para el Control del Tabaco, de agosto de 2016, y “mientras no haya evidencia no se puede comercializar como un producto para dejar de fumar, es decir, un producto médico. Es un producto de consumo”.

“CONADIC ha detectado ya casos de personas en México que acuden a la clínicas porque se reportan adictas a estos productos. Existe evidencia limitada, y los estudios que han hecho sobre que ayudan a dejar de fumar no están libres de conflictos de intereses”, aseguró Sabines.

COFEPRIS no respondió a las solicitudes de entrevista para esta investigación.

Interés de la industria tabacalera

La industria tabacalera común ha encontrado en el debate entre los provapeo y las autoridades una puerta abierta para introducir sus intereses. Philip Morris, productora de Malboro, intenta llegar al mercado mexicano con su producto iQOS, un vaporizador que sí funciona con tabaco, pero no despide humo, y que hasta ahora tampoco es legal que se comercialice en México.

Los cigarros electrónicos que usan líquidos son parecidos al iQOS, pero no son iguales. Si bien un registro de marca no es un permiso de comercialización, Philip Morris también tiene registradas sus marcas de cigarros electrónicos y componentes en México. Desde 2005 la tabacalera ha registrado cinco marcas que pueden ser considerados los antecesores del iQOS. El registro del iQOS lo tiene desde el 10 de agosto de 20168. Actualmente vende este producto en más de 50 países, con 5.6 millones de usuarios.

Philip Morris es una de las empresas que publicitan su iQOS como un producto de riesgo reducido, como lo hizo en una publicidad en un periódico en mayo de 2018, lo que la llevó a enfrentar una denuncia por parte de La Fundación InterAmericana del Corazón México (FIC) ante la COFEPRIS9. En la web de iQOS, el cigarro electrónico se anuncia como una opción para dejar de fumar y la misión de Philip Morris International como “construir un futuro sin humo”10.

Hasta ahora Philip Morris no tiene planes de comercialización del iQOS en México, a pesar de tener ya publicidad, según lo confirmó Gonzalo Salafranca, Director de Asuntos Corporativos de Philip Morris México.

“Entendemos que antes de poner estos productos en el mercado, es importante tener un debate abierto sobre el papel que esta categoría de productos, que comparten el principio de ausencia de combustión, puede jugar para los millones de fumadores que de otra forma van a seguir consumiendo cigarros. La política pública en materia de tabaco, basada en la prevención y cesación puede ser complementada a través de la incorporación del principio de reducción del riesgo y la adecuada regulación de estos productos innovadores”, dijo Salafranca para esta investigación.

British American Tobacco Company, dueña de cigarros como Camel, también tiene registradas desde 2017, a través de la empresa Nicoventures Holdings Limited, marcas relacionadas con el vapeo, como A vape you can trust, Vype y Vype Vaping.

Para algunos antitabaco, como el Dr. Sabines, el futuro de los vapeadores favorecerá a los intereses de las tabacaleras, mientras que los comerciantes pequeños quedarán relegados. Y es que a pesar de que el Convenio Marco para el Control del Tabaco, ratificado por México, se pronuncia por la no interferencia de la industria tabacalera en decisiones de política pública sobre el control del tabaco, Philip Morris sí ha tenido voz. Salafranca fue ponente en el foro organizado este año en la Cámara de Diputados.

Mercado ilegal y tolerado

Vape Shop Roma, en la colonia Roma, en la Ciudad de México, es una tienda a plena vista y tiene vitrinas llenas de cigarros electrónicos y líquidos para vapear. El vendedor, a la par que muestra los aparatos, asegura que debido a que los líquidos contienen diferentes graduaciones de nicotina, pueden ayudar a dejar de fumar tabaco, pues se reduce el consumo poco a poco en un programa de cinco pasos. Los líquidos en esa tienda tienen hasta 12mg de nicotina. Pero el secreto del gran mercado de los e-liquids se basa en la posibilidad de vapear sabores frutales o exóticos. A la pregunta expresa de dónde se producen los líquidos de su marca The Magic Smoke, el vendedor responde que ahí mismo en la parte de atrás. Igualmente afirma que tanto la tienda como los líquidos tienen permisos de las autoridades. COFEPRIS desvió su responsabilidad de tener estos registros hacia la Comisión de Operación Sanitaria11.

Un cigarro electrónico sin e-liquid no tiene gracia. El aparato vaporiza, pero los ingredientes que componen al líquido es lo que los consumidores inhalan y exhalan en forma de aerosol. Quienes producen estos líquidos actúan al margen de la ley, bajo la actual regulación.

Los líquidos se hacen con cuatro ingredientes: propilenglicol, glicerina vegetal, saborizantes y, en algunos casos, nicotina, y son importados de Inglaterra, Francia y Estados Unidos, según explicó, bajo anonimato, uno de los fabricantes de e-liquids más grandes del país.

“Al principio los chinos eran los mayores productores de nicotina, estoy hablando de hace como cinco años. La bronca con la nicotina china es que, los gringos que le hacían estudios le encontraron partes de metal. Me parece que tenía cinco partes por millón, que es demasiado. Entonces, algunas empresas estadounidenses como My Freedom Smokes, Nic Select, que son las principales vendedoras de nicotina en Estados Unidos, sacaron su propia nicotina que, alegan ellos, es extraída de productos de tabaco”, dijo el fabricante.

La nicotina que más se usa en el mercado mexicano es la conocida como free base o base libre, que debe ser usada como producto altamente tóxico. De acuerdo con el fabricante, una regulación que contemplara los intereses de los provapeo, ayudaría a que existiera una Norma Oficial Mexicana (NOM) que le indicara de mejor manera cómo producir los líquidos. Hasta ahora él ha adaptado la NOM-51, de etiquetado de alimentos y bebidas no alcohólicas envasados en puntos de venta.

Posible carga impositiva

La importación de los insumos para hacer los líquidos no está prohibida, pero se requiere que los saborizantes y la nicotina estén en el registro de la COFEPRIS, reportar su entrada al país y pagar impuestos. A veces esto último no es posible debido a la prohibición que existe.
Este productor de líquidos para vapear vende aproximadamente 117 litros por mes, lo que representa un ingreso de cerca de 313 mil pesos, tomando en cuenta que 30ml de líquido cuesta 80 pesos. Y el aumento de la producción no para:

“Cuando yo empecé [hace 6 años] mi primer compra fue de 2 mil pesos en saborizantes en Estados Unidos, fueron 15 botellas de tres mililitros. Actualmente compramos todos los saborizantes en galón. Compraba la glicerina de a litro, ahora la compro de a tambo de 250 [litros]. Botes compraba 200 al mes, ahora estoy consumiendo 15 mil cada seis meses”.
Quienes comercializan y/o producen cigarros electrónicos y líquidos, piden que se les regule fuera de la Ley General para el Control del Tabaco, lo cual les permitiría, entre otros beneficios, como usar los aparatos dentro de espacios cerrados, no aumentar el precio de sus productos debido a los impuestos relacionados con el tabaco.

Actualmente el precio de venta del tabaco se conforma por un impuesto IEPS de hasta 160% sobre el precio original, .35 centavos más por cigarro en cada cajetilla y 16% del IVA12. Si a cada 30ml de líquido vapeador se le sumara un 160% por el IEPS y 16% por el IVA, el precio de cada botecito aumentaría a casi 95 pesos, sin contar la posibilidad de un aumento por mililitro, como se paga por cigarro individual.

Sin un camino claro ni un punto medio entre ambas posturas y propuestas de regulación, el hambre de mercado es real. En Marcanet existen 37 marcas que responden a una búsqueda fonética de “vape”, que han pedido sus registros de protección de marca en los últimos años, bajo la clase 34, para cigarros, cigarros electrónicos, incluidos los líquidos13. Sólo 12 de ellas tienen el registro aprobado.

Igualmente los comercios existen. Una tienda llamada Egig México, en la Ciudad de México, se resguarda tras rejas y cámaras de seguridad, y pide los nombres de quienes ingresan a comprar cigarros electrónicos o e-liquids. Grandes vitrinas muestran vaporizadores que vienen de Japón, China y Estados Unidos. Joyetech, por nombrar una, es una empresa China, productora de cigarros electrónicos, que sí cuenta con un registro de marca en México, pero su permiso sanitario es inexistente, según lo que respondió COFEPRIS vía transparencia14. En una mesa central del establecimiento, como si se tratara de cocteles en un bar de moda, se exhibe una carta de líquidos de diferentes sabores que son producidos ahí mismo.

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